El problema
El consumo de productos, servicios y bienes es un hecho habitual. Pero nuestra sociedad está envuelta, más que en el consumo, en el “consumismo” o sobreconsumo que nos empuja a adquirir más y más cosas. Esta tendencia, de la que depende en gran medida el actual sistema económico, tiene graves consecuencias para la salud del planeta y la nuestra.
Greenpeace ha sido parte activa de numerosas batallas ambientales en defensa de los límites planetarios. Cada vez son más evidentes los impactos debidos al cambio climático y la pérdida de biodiversidad y el consumo aparece como un elemento recurrente en la crisis actual. Existe la necesidad urgente de cambiar la manera en la que consumimos.
En ocasiones somos parte de la problemática ocasionada por el consumismo, porque carecemos de la información necesaria para ser capaces de sopesar los impactos que nuestro consumo tiene en el medioambiente. Plásticos, consumo de alimentos, la ropa que vestimos el uso de la tecnología o la forma en la que nos desplazamos. Todas son piezas que suman a un consumismo que está degradando el medio natural.
El resultado está a la vista. En la UE y en España casi el 40% de los plásticos que se producen son envases, en su mayoría de un solo uso: bolsas, botellas, envoltorios, vasos…, de los que solo se recicla el 30% (en los cálculos más optimistas). El resultado es que a nivel global hasta 12 millones de toneladas de plástico llegan a los océanos, y ya se han observado más de 1.300 especies marinas afectadas.
La solución
El ser humano necesitará tres planetas para abastecer el ritmo actual de consumo, sobre todo porque se prevé un crecimiento demográfico para 2050 que nos situará en 9.600 millones de personas. Simplemente no es posible soportar este nivel de producción, consumo y su contaminación asociada porque vivimos en un planeta con recursos finitos. Por ello, hemos de cambiar nuestros patrones de consumo para revertir hábitos inadecuados y poco sostenibles. blog
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